Con esta inocente frase empezaba el escape-room inicial que nos
introduciría en este maravilloso mundo del trabajo cooperativo.
Con el afán de desarrollar un pensamiento lateral y creativo en la búsqueda
y resolución de problemas motrices, las clases de 6º, no sólo resolvieron
triunfalmente el planteado por el maestro de Educación Física, sino que también
generaron los suyos propios. Tras implementarlos a sus propios compañeros,
incluso llegaron a invitar a una clase de 5º a que los probaran. Estamos
seguros de que les “metimos el gusanillo” y ahora descubrirán una posibilidad
más para aprender a trabajar en equipo.
No será la última cosa que hagamos juntos ¡seguro!